No eres una opción, eres un privilegio

Hace días que no escribo, en verdad, y como he dicho en numerosas ocasiones, escribir es mi terapia cuando estoy preocupada, triste o me siento mal por algún motivo. En realidad me he dado cuenta que no tengo motivos para estar mal. Un día leí que no tienes que pensar en lo que necesitas tener para ser feliz, si no ser feliz con lo que tienes. Y en ese punto me encuentro. Tengo una familia que me encanta (aunque, para ser honestos, tras unas vacaciones familiares, también necesitaba desconectar de ellos. Eso no quita que les adore.), tengo unos amigos excepcionales que aunque no vea todo lo que quiero, sé que están, tengo un trabajo que me gusta, un hogar, llego a fin de mes con algún dinerillo en el banco y puedo permitirme algún que otro capricho. Ni tan mal.

Y me tengo a mí. Me tengo a mí con mis altibajos, con esos días en los que lo veo todo gris, y con esos días que me parece todo una explosión de color digno de una fiesta Holi. Sí, esa fiesta de origen hindú donde se lanzan polvos de color y pétalos para celebrar el triunfo del bien sobre el mal. En realidad, soy súper fan de este pensamiento. A lo que iba, tras días y meses en los que mi mundo fue en blanco y negro, ahora es de colores. Y he llegado a este estado multicolor tras valorar todo eso que ilumina mi mundo.

Los que habéis leído las entradas de este blog, y los que me conocéis en persona, sabéis que pasé una época oscura en la que me llegué a creer que no merecía ser feliz. Que nadie me querría porque no era suficientemente buena. Y miento si digo que estos pensamientos no se cruzan por mi mente a veces... hay días en los que la paleta de colores con la que veo el mundo se reducen a un par de ellos, pero luego valoro todo lo bueno...y vuelven los colores.

Hace dos meses cumplí los 40. ¡40! y mis amigos más cercanos me demostraron una vez más que no están a mi lado por obligación, si no que están a mi alrededor porque quieren. Porque no es una opción más el tenerme como amiga, si no que para ellos es un privilegio, así como para mí es tenerlos a ellos. Tengo los mejores amigos del mundo. De todos ellos, he hablado en alguna de mis publicaciones, porque son mi inspiración, son aquellos que me escuchan, me hacen reír o con los que lloro. Y me regalaron una caja con los motivos por los que me quieren...

Escuchando ayer un podcast, hablaban de un ejercicio de psicología en la que una persona pedía a sus 10 personas más cercanas que le dijeran los motivos por los cuales era importante para el resto. Y quien hablaba decía que la respuesta que recibió no era para nada la que se esperaba. Y eso me ocurrió a mí con la caja. Una amiga incluso me dijo que me quiere "por todos los consejos que he ignorado". ¿Se puede ser más adorable?. Pues no, no se puede ser más adorable porque se tomaron la molestia de dedicar un tiempo a recortar fotos, a poner lazos, a escribir mensajes en post-it, a hacer varitas con goma eva, a hacer pizarritas, a hacer una camiseta personalizada... ese tiempo, que no sobra a nadie, fue uno de los mejores regalos que me podrían haber hecho. Porque el tiempo no se compra en ninguna tienda.

Todas estas palabras que estoy escribiendo así, sin ton ni son, es porque desde que he cumplido los 40, siento que estoy intentando aprender a priorizarme. ESTOY INTENTANDO. Es un camino largo ya que el que llevo recorrido no es corto. Pero estoy diciendo no cuando algo no me apetece, estoy diciendo que sí cuando me viene en gana, no quiero pensar (como hecho muchas otras veces porque mi mente a veces es muy autodestructiva) que cuando alguien está conmigo es porque no tiene otra opción. Obviamente, el mundo está lleno de opciones, así que... que me importes, que te adore, que quiera pasar tiempo contigo... es un placer y un privilegio, tanto para ti como para mí.