No voy a regalarte la palabra amigo
- Persona Normal
- 15 may 2021
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Actualizado: 19 jul 2021
Dicen que los amigos son la familia que eliges. Y si hay una cosa de la cual me siento orgullosa es de haber elegido bien. Creo que mis amigos son tan diferentes entre ellos que si un día los juntara formarían el mejor equipo del mundo.
Son esas personas que siempre están aunque no las vea tan a menudo como quisiera. Personas con las que no tengo que intentar fingir ser nadie diferente, que conocen mis secretos y que se pasan horas aconsejándome aunque saben desde el primero momento que no voy a hacer caso de ninguna de sus palabras. Para mí, son mis fieles escuderos. Cuando yo bajo mis defensas, ellas suben los escudos y se preparan para la siguiente batalla.
Hubo una época de mi vida en la que dejé de ver a mis amigos. Recuerdo la de veces que me llamaban para ver cómo estaba, para intentar entender por qué estaba desaparecida. Sabía que no podía contarles lo que me pasaba porque me dirían en voz alta todo aquello que yo tenía en mi mente pero no quería oír. No quería, a través de su boca, escuchar lo que mi voz interior me repetía a gritos. Pero en lugar de alejarse, siguieron al pie del cañón, pacientes, esperando el momento en el que estuviera preparada para salir de mi caparazón de metal. Fueron mis ángeles de la guardia que estaban allí cuando ni siquiera yo misma estaba.
Y llegó el día en el que volví a quedar con ellos. Tengo grabado a fuego en mi memoria el día que una de mis mejores amigas abrió la puerta de su casa, me miró y me dijo feliz: "¡Has vuelto!". Y sí, volví, resurgí como el Ave Fénix de entre mis cenizas y, en parte gracias a ellos, mis alas se fueron curando.
Y miro hoy a mi alrededor y aparece mi heterogéneo grupo de gente favorita: Personitas que en algún momento de mi vida se cruzaron en mi camino y que, por un motivo u otro, decidieron seguir su camino cerca del mío. Nos cruzamos en el colegio, en un encuentro intercolegial, en clases de inglés, en una discoteca, en la universidad, en el trabajo o en el colegio de mi hijo.
Echando la vista atrás, me doy cuenta que hay gente con la que conectas al poco de conocer pero algunas de las amistades más bonitas empezaron no cayéndome especialmente bien. Tengo una amiga (a día de hoy) que, al conocernos, teníamos en común lo peor que pueden tener dos chicas: Nos gustaba el mismo chico. Obviamente, no nos mirábamos con demasiada simpatía a pesar de tener bastantes conocidos comunes y de coincidir en encuentros de forma periódica. Al cabo de los años, pasamos unas semanas juntas en un campo de trabajo (donde también estaba el chico que nos había gustado a las dos a la vez) y nos dimos cuenta que había mucho más que podíamos compartir y se convirtió en mi confesora, en mi amiga y en esa persona que estaba siempre allí cuando necesitaba escaparme de mi ciudad para pensar.
Y lo mismo me pasó con una amiga de la universidad con la que tuve que compartir un mes de mi vida cuando llevábamos tres años sin casi dirigirnos la palabra. A los dos días, vimos que podíamos congeniar... y así fue. Tanto que a día de hoy seguimos siendo inseparables.
Otras personas han pasado por mi vida como amistades con fecha de caducidad, gente que en un momento dado fueron muy importantes, pero por circunstancias de la vida desaparecieron.
Y de repente llega alguien y te dice "quiero que seamos amigos"... Sí claro, cuando me llames para ver cómo estoy y reconozcas mi estado de ánimo al oír una sola palabra, cuando me mandes una tontería porque te ha recordado a algo que hablamos hace dos días o a algo que vivimos hace cinco años, cuando me digas que quieres verme y busques un hueco en tu apretada agenda para hacerlo, cuando rías, bailes y cantes con mi mejor yo y sujetes la mano a mi peor yo, cuando no sean necesarias las palabras para comunicarte conmigo o seas capaz de leer mis ojos con la mascarilla puesta, entonces, y sólo entonces, podré llamarte AMIGO.
la palabra AMIGO no se regala, es demasiado importante para dársela a cualquiera. Eso si los AMIGOS, los de verdad son para siempre, pase el tiempo que pase siempre estarán ahí. Te quiero Amiga
Que sepas, que tú y yo, no tenemos nada en común... Frase que te dije en el cumple de Sara M. Para no tener en común, hemos vivido muy buenos momentos. AMZ. Muxus