top of page

VULNERABLE

Actualizado: 20 dic 2022

Así me siento. Es el primer título del blog que escribo en mayúsculas y creo que es porque ninguna palabra se lo merece más. Bueno sí, la palabra con la que me definí en la primera entrada del blog: INTENSA.


Hace tiempo que no escribo y llevo tiempo dando vueltas a una idea en mi cabeza. Como sabéis los que me conocéis un poco o un mucho, cada uno de mis escritos lleva un pedazo de mi alma. Escribo cuando estoy triste, cuando me siento decepcionada, cuando en vez de llorar (o mientras lloro) a moco tendido decido plasmar mis frustraciones en estas líneas, cuando no sé cómo ordenar mis pensamientos y la única manera que encuentro es compartiendo mis emociones con vosotros... pero el abrirme en canal mediante las palabras me hace sentir vulnerable, frágil. No me siento orgullosa de "presumir" de llevar una coraza... pero ¿Qué es lo que pasa en el momento que bajo un poco los escudos y dejo que entre un poquito alguien? que me siento demasiado indefensa. Y obviamente, y para no romper la tradición que me acompaña desde hace años, me hacen daño. Y vuelvo a subir muros.


Mi hijo tiene un cuento sobre un caballero que quiere derrotar a un dragón, se lo leí tantas veces de pequeño que creo que me lo sé de memoria. Un niño subía a luchar contra un dragón y cuando llegaba delante de él, el dragón se burlaba de lo poco preparado que iba, con un escudo pequeño, con una espada demasiado endeble para su piel, sin armadura... cada vez que el dragón se reía, el pequeño caballero decidía bajar a casa del herrero para conseguir algo que le protegiera más y volvía a subir a la montaña. Tantas veces bajó, se cargó de más metal y volvió a subir que, cuando por fin estaba preparado para luchar, estaba exhausto. Tan cansado de todo el camino recorrido buscando más y más protección que decidió abandonar su lucha contra el dragón y hacerse amigo suyo. Y es que joder, ¡Cuánto pesan las armaduras! Y qué agotador resulta llevarlas siempre, impecables, bonitas, a prueba de embestidas y de calor que las pueda fundir... pero ¿qué pasa si no la llevo puesta?


Pues pensándolo bien, creo que la armadura me la tendría que poner para mí misma, porque mi mente es mi peor enemiga. Hay un grupo de personas que me conocen sin ninguna coraza y sé que no me harán daño, pero a veces (muchas más de lo que llegaré a admitir) yo misma me lo hago. Pensando de más, boicoteándome o simplemente pensando que no soy lo suficientemente buena o que no me merezco lo que me pasa y entonces busco la manera de sabotearme. ¿Hola? ¿A qué estamos jugando?


Y entonces el gemelo malo (para los que no lo sepáis soy géminis) empieza a preparar el arsenal de tiritas, de vendas, de agua oxigenada y de alcohol. Porque ese gemelo pesimista sabe que algo no saldrá bien y convence a mi cerebro de que va a ser así. Bueno, quizás me he precipitado llamándole malo. Es el realista, el sensato y el aburrido. El que sabe que el otro no piensa y se deja llevar. Y el que piensa, amordaza al gemelo que mola, a ese que está constantemente preparado para jugar con fuego, para arriesgarse, para sentir y vivir. Ese gemelo al que no le da miedo caerse porque sabe que tiene al otro allí con la ambulancia lista. Así que mi vulnerabilidad dura relativamente poco porque el gemelo sensato le dice al otro "te vas a caer, te vas a pillar los dedos, en breve te diré "te lo dije"" y cuando pasa, porque, por mucha rabia que me de, el sensato siempre acaba teniendo razón, llega mi pequeño gemelo, me cura las heridas, me pregunta si estoy bien y me mira con esos ojillos llenos de lástima... y sobran los "te lo dije". Porque no hay reproches que puedan venir de fuera de mi cabeza peores que los que me vienen de dentro.


Pero es que el gemelo intenso es tan feliz viviendo así... tanto... que opaca por momentos al sentido común. Y en mi primer post escribí que no puedo ni quiero pedir perdón por ser intensa, por ilusionarme, por vivir, por reír y por llorar y sigo opinando lo mismo. No quiero disculparme por cuidar, por estar pendiente, ni siquiera por mostrarme vulnerable. Aunque odie sentirme vulnerable. Aunque ame la sensación de dejarme conocer sin coraza. Sí, me estoy contradiciendo, lo sé.


Y con estas palabras me abro en canal de nuevo. He empezado a escribir triste, decepcionada y con las tiritas despegadas pero a medida que avanza mi terapia de escritura me siento muchísimo mejor. Antes de escribir algo más que el título he avisado a dos amigas de que iba a empezar y que no estaba segura de lo que saldría de mis dedos y me han dicho que la finalidad de este blog es vaciar mi alma y mis inseguridades.


Pero es que me he planteado tantísimas veces ¿y si dejo de escribir historias tan personales y me dedico a escribir "ficción"? por lo menos en la ficción no dejaría mi corazón al descubierto... pero es que no sé. No sé no poner un poco de mi alma en todo lo que hago o escribo. Incluso en un cuento que empecé a escribir para niños hay pedacitos de mí y de mi gente repartidos entre los duendes protagonistas.

Así que no, que como siempre, pienso un rato y luego vuelvo a vivir. Este blog se llama "blog de una persona normal", así que lo normal es sentirse feliz, sentirse triste, romperse y volverse a recomponer, subir y bajar escudos, dudar, estar seguro de todo, reír entre lágrimas y equivocarse una y otra vez... y yo si algo tengo, es que soy muy muy muy normal. :)


 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

コメント


Publicar: Blog2_Post
  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn

©2021 por Blog de una persona normal. Creada con Wix.com

bottom of page